viernes, 21 de octubre de 2016
sábado, 15 de octubre de 2016
Y luego vimos y casi no vimos era tan decepcionante, parecía que no hubiera ocurrido nada y si hubiera ocurrido algo no fuera, quizás en otra parte y a otra gente, no a nosotros ni cerca de nosotros. creímos que ver no servía de nada Y callamos y anduvimos callando mucho tiempo sin atrevernos si quiera a saludarnos por las calles.
Cuando llegó Rodrigo, Jacinto se apartó de los animales. En el suelo quedaban las vísceras, quietos montones de nada, que cada diez o doce reses alguien arrastraba por el suelo de cemento hasta la sala contigua, allí un hombre pequeño y rudo al que todos conocían como asaduras separaba hígados, bazos, riñones, pulmones, colgándolos mediante ganchos para arrojarles tres o cuatro calderos de agua y darlos por lavados, los intestinos no, a los intestinos les daba la vuelta y en una cubeta los limpiaba cuidadosamente, a fin de cuenta sólo encierran suciedad y siempre le insistían en ellos.
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