Este blog nació en su momento con intención de conformar un cúmulo de ideas, quizás un desahogo, quizás una arquitectura.

Dado su condición no se contestan los comentarios aunque si se agradecen, del mismo modo que se agradece a todos aquellos que siguen de una manera u otra las entradas. Si alguien está interesado en pornerse en contacto conmigo más allá de un comentario puede hacerlo a través de la siguiente direccion de correo electrónico: durangarciapedro@gmail.com



lunes, 26 de septiembre de 2016

bastante más arriba de la calle Logroño, a la altura de Julián Clavería, también estoy muerto y en la plaza de Occidente, mueriéndome.

y en mi, que sólo soy orificios, no hay nada.

y en todos mis orificios no hay nada.

Aburrido de mi, tan muerto en la calle Logroño, junto al garaje, casi deshecho, hurgo, sigo hurgando y busco, desvencijado ya mi cuerpo, con el palo aparto el pantalón raído y los introduzco en mi ano que no suscita.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Jacinto detestaba sacrificar borregos, demasiado blandos, demasiado débiles, al menos los cochinos chillaban


Sin saber bien que hacer con nosotros

Si saber bien qué hacer con ellos y nosotros sin saber bien qué hacer con nosotros.

Ojos

 Y se quedarán con tus ojos en sus manos sin saber bien qué hacer con ellos.

Ojos

Sin ojos no dejamos de ser, somos otra cosa.

Ojos

Quizás sigamos siendo, siendo otra cosa, pero siendo.

La gitana

Pero tendrás que acabar con ella pronto, aunque vieja no vivirás más que ella. Si la sacrificas te dará unos días más.
¿Cómo?
 Comiéndotela

domingo, 18 de septiembre de 2016

Parece que estuviera por aquí cerca rondando, no lo parece, está aquí, por todas partes , en nº 8 de Fuertes Acevedo, en la puerta del garaje de la calle Logroño donde estoy muerto hurgándome las heridas con un palito.
Y entonces qué era eso que teníamos

 Como a todos sólo les interesa nuestra mierda.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Del reparto de la tierra, de los hijos y de la muerte de alguno.

A la Señorita Francisca le tocó la tierra partida, fue mucha pero no suficiente. Si, tuvo tres hijos, que la partieron aún más y entonces ya fue insuficiente para todos.
Del mayor poco se supo; se casó joven y tuvo tres hijas, una de ellas murió en un retrete de una estación de autobuses, antes o después de esto ya las había abandonado, no volvió a saber de ellas. Quizás cuando murió aún pensaba que su última hija seguía viva.
La hija mayor se quedó con esto; se casó cuando ya nadie lo esperaba, se tuvo que ir lejos y allá tuvo cuatro hijos, la mayor se hizo letrada y arregló la casa grande y también tuvo cuatro hijos, del siguiente apenas se supo o no se supo, del tercero se supo que tuvo dos hijos, y del cuarto que vino a morir aquí encerrado en la casa grande y demoliendo la pequeña, no dejo madera alguna, no venció al frío, no estaba cerca de sí.
La hija menor, vivió cerca y tuvo tres hijos y cinco nietos, uno de la mayor, dos del segundo y dos del tercero que nunca se supo cómo podía seguir vivo.

De los todos los nietos de la señorita Francisca se supo que los último eran débiles y que murieron temprano.

sábado, 10 de septiembre de 2016

Fuertes Acevedo

Desde Agosto he abandonado Fuertes Acevedo. No soy culpable, sólo soy cobarde.