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miércoles, 14 de septiembre de 2016

Del reparto de la tierra, de los hijos y de la muerte de alguno.

A la Señorita Francisca le tocó la tierra partida, fue mucha pero no suficiente. Si, tuvo tres hijos, que la partieron aún más y entonces ya fue insuficiente para todos.
Del mayor poco se supo; se casó joven y tuvo tres hijas, una de ellas murió en un retrete de una estación de autobuses, antes o después de esto ya las había abandonado, no volvió a saber de ellas. Quizás cuando murió aún pensaba que su última hija seguía viva.
La hija mayor se quedó con esto; se casó cuando ya nadie lo esperaba, se tuvo que ir lejos y allá tuvo cuatro hijos, la mayor se hizo letrada y arregló la casa grande y también tuvo cuatro hijos, del siguiente apenas se supo o no se supo, del tercero se supo que tuvo dos hijos, y del cuarto que vino a morir aquí encerrado en la casa grande y demoliendo la pequeña, no dejo madera alguna, no venció al frío, no estaba cerca de sí.
La hija menor, vivió cerca y tuvo tres hijos y cinco nietos, uno de la mayor, dos del segundo y dos del tercero que nunca se supo cómo podía seguir vivo.

De los todos los nietos de la señorita Francisca se supo que los último eran débiles y que murieron temprano.

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