Este blog nació en su momento con intención de conformar un cúmulo de ideas, quizás un desahogo, quizás una arquitectura.

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viernes, 21 de octubre de 2016

Y nos resulta anormal que alguien siga respirando, continuamente respirando.

sábado, 15 de octubre de 2016

Había sido una mujer tranquila.

Va talar todas las encinas, hacerlas leña y dejar sólo pasto y dice que si pudiera cambiar las aguas y pararlas, las pararía y anegaría toda la dehesa y que vendería al agua a todos nosotros y que  acabaría quedándose con lo nuestro pues somos avariciosos, avariciosos de agua.

Nos levantamos y seguimos como sin ver.

Y luego vimos y casi no vimos era tan decepcionante, parecía que no hubiera ocurrido nada y si hubiera ocurrido algo no fuera, quizás en otra parte y a otra gente, no a nosotros  ni cerca de nosotros. creímos que ver no servía de nada Y callamos y anduvimos callando mucho tiempo sin atrevernos si quiera a saludarnos por las calles.
- Este año no llegó a tiempo, casi nunca hay nada y con su falta si que no hubo nada.
- Calla. Calla continuamente como si no supiera hacer otra cosa.

La gitana

Y mientras lo decía sonreía maliciosa como alegrándose de la suerte del pobre animal.

Jacinto siempre despreció al Asaduras, siempre volteando mollejas, siempre entre vísceras, sin ni siquiera derramar sangre, siempre ahogado, siempre sólo, sin salir de él y ajeno a él.
Y Asaduras allí quedaba encerrado entre asaduras, siempre se retrasaba, los intestinos le llevaban demasiado tiempo y Asaduras, sin él saberlo era minucioso. Al terminar cerraba la puerta grande y sobre el macelo caía la noche negra que el ahogaba donde el Taranjo.
Cuando llegó Rodrigo, Jacinto se apartó de los animales. En el suelo quedaban las vísceras, quietos montones de nada, que cada diez o doce reses alguien arrastraba por el suelo de cemento hasta la sala contigua, allí un hombre pequeño y rudo al que todos conocían como asaduras separaba hígados, bazos, riñones, pulmones, colgándolos mediante ganchos para arrojarles tres o cuatro calderos de agua y darlos por lavados, los intestinos no, a los intestinos les daba la vuelta y en una cubeta los limpiaba cuidadosamente, a fin de cuenta sólo encierran suciedad y siempre le insistían en ellos.

Demasiado quieto. Estoy demasiado quieto.