Este blog nació en su momento con intención de conformar un cúmulo de ideas, quizás un desahogo, quizás una arquitectura.

Dado su condición no se contestan los comentarios aunque si se agradecen, del mismo modo que se agradece a todos aquellos que siguen de una manera u otra las entradas. Si alguien está interesado en pornerse en contacto conmigo más allá de un comentario puede hacerlo a través de la siguiente direccion de correo electrónico: durangarciapedro@gmail.com



jueves, 11 de agosto de 2016

Sagrario

Le gustaba llamarle tonto, cuando era un bebe, decía que el no entendía y que era la verdad, que lo era, desde que nació se veía que era tonto. Yo me enojaba con él y no servía de nada. Nunca serví para nada, bueno, salvo para engendrar un niño tonto.

Y los niños que nacen son completos, no son raros o deformes o tarados; son como todos los niños no como antes.

miércoles, 10 de agosto de 2016

Aquí no puede faltar nadie.

La casa de enfrente, la que está junto a la de la tía Eduvigis, en la que vivieron Eugenioo, Andrea, Eduardo y Dori, se cae. La carcoma se apoderado de ella, las termitas recorren pasadizos oscuros sobe sus paredes. y nosotros la vamos a dejar caer, rendirse humillada por  el tiempo a nuestros pies.


Aquí aún nacen niños, aún no estamos muertos. 

martes, 9 de agosto de 2016

      A Frank biberkopf le soltaron de la cárcel Tegel con un abrigo de verano amarillo, algo que yo siempre he imaginado horrible, tras cuatro años de prisión, el sin saber bien que hacer se metió en un portal y. a voz en gritó empezó cantar; nada más.
      Después de diecisieteaños a mi me han soltado  de la cárcel de Fuertes Acevedo esquina Silla del Rey sin un abrigo de verano horrible y tan sin saber que hacer como él. El logró ahuyentar cantado la angustia, yo  no sé cómo deshacerme de ella. Sigo hurgándome cada día con palito mientras me estoy deshaciendo en la calle Logroño.

lunes, 8 de agosto de 2016

Lectores anónimos, meros observadores.

sábado, 6 de agosto de 2016

La tía Luciana se sentó en el poyo a esperar, de tanto que esperó, más de cuatro días, se arrastró de muevo hasta dentro, se arropó en la cama y ahí le sorprendió. Enseguida nos dimos cuenta; aquí no puede faltar nadie.

Arrinconado en un portal, como si aún estuviera vivo,

Trece minutos por delante.

Las mañana es de sol en la calle Logroño. Un sol luminoso, demasiado diáfano para estar muerto, para irme a ver estando muerto;  pero como todos los días lo hago no puedo eludirlo, la curiosidad me vence.
Y estoy recubierto de hormigas negras y aceradas, de blanquecinas larvas de mosca que rehuyen la luz, de escolopendras y tijeretas ansiosas; soy un festín para lo diminuto, un lugar de vida mientras no caigan las lluvias y mi cuerpo deje de secarse.
Me he acostumbrado a mi muerto.

Aún quedaban catorce años.

Habían sido diecisiete años

viernes, 5 de agosto de 2016

Lamento lo que de animal hay en mi

Con un palo.

Como los chimpancés hurgan en los termiteros, me hurgo las entrañas con un palo que luego me llevo a la boca cargado de jirones de carne reblandecida y diminutas larvas de moscas que encuentra la muerte en mi.


No mires dentro,  sobre todo cuando lo abran tú no mires dentro.

martes, 2 de agosto de 2016

Pero lo mataron Madre, lo mataron peor que a los perros.
El nunca fue de nosotros, que fue de otros, que no supo su lugar ni su cabida.

la mañana es de sol sobre la calle Logroño

Desde que se vio con nitidez en un espejo acabó odiándolos, la turbidez del agua era más condescendiente.
Desde que se vio a sí mismo por primera vez, desde que supo realmente como empezó a sufrir, no quería odiarse, no podía, no sabía.

Reducindo, exhortación, expectación.

Habían sido cuatro. La primera una mujer, luego tres hombres. Aún eran cuatro pero el tiempo los había apartado