Estoy otra vez muerto en la calle Logroño, entre Fuertes Acevedo y Regenta. La madrugada ha sido cálido y los insectos no han dejado de perpetrar sobre mis sus cópulas. Si la muerte siempre llama a la nueva vida aunque se disfrazada de larvas blancas y gruesas, mientras las hormigas arman reales.
sábado, 9 de julio de 2016
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